“Es una rama de la inteligencia social y comprende la capacidad de controlar los sentimientos, discriminar entre ellos y usar esa información para guiar los pensamientos y acciones”. Para educar con disciplina positiva y afectiva es necesario:
Establecer límites y reglas claros, ateniéndose siempre a ellos, de manera de ser consecuentes.
Dar advertencias y señales al niño cuando comienza a comportarse mal, de tal forma de enseñarle autocontrol.
Reforzar las buenas conductas con elogios y afecto ignorando las conductas que sólo buscan llamar la atención.
Recuerde que toda conducta que se refuerza tiende a reproducirse y por el contrario si no provoca reacción alguna se extingue.
Cuando se transgrede un límite impuesto por ustedes, impongan de inmediato una consecuencia adecuada y proporcionada.
El desarrollo moral implica tener sentimientos y conductas de preocupación por los demás (compartir, ayudar, altruismo, tolerancia, respeto de las normas sociales) de tal forma que sean individuos aceptados e incluidos dentro de su círculo social.
Para que los niños se conviertan en personas morales deben adquirir capacidades emocionales y sociales, entre otras:
Comprender lo que diferencia una conducta buena de una mala y desarrollar hábitos de conducta correctos.
Si un hecho es reprendido una vez (subirse arriba de la mesa) y la próxima se deja pasar, el niño no internalizará si es correcto o no; lo mismo ocurre cuando ustedes ceden ante una pataleta, ya sea por que llegaron cansados del trabajo o por que no quieren discutir, el niño comprenderá que esa es la forma más rápida y cómoda se lograr lo que quiere.
Desarrollar interés, consideración y sentido de responsabilidad por el bienestar y los derechos de los demás, expresando este interés mediante actos de atención, amabilidad y caridad.
Es normal experimentar una reacción emocional negativa cuando transgreden normas establecidas, pero también es necesario ayudarles a comprender su error.
Si se envía al niño a su pieza hay que explicarle el por qué de esta medida, una vez que le hemos dado tiempo a calmarse es importante reflexionar con él sobre su actuar y lo doloroso que resulta para uno como padre actuar así, pero que es por su bien y las ventajas de comportarse correctamente. Así el niño comprenderá los sentimientos que los demás experimentan ante sus acciones.
Para desarrollar la empatía en nuestros hijos:
Si queremos que nuestros niños sean más atentos y responsables debemos establecer normas familiares claras y coherentes y no renunciar a ellas.
Requerirles para que sean responsables, según su madurez. Por ejemplo las tareas domésticas no deberían estar sujetas a recompensa, pues “ hay que ayudar en la casa porque la mamá necesita ayuda y está cansada de cocinar cosas ricas, lavar y planchar la ropa para que todos se vean lindos “.
Por regla general los padres tratan de proteger a los hijos de los problemas. Podemos ayudarlos aún más si decimos la verdad por muy dolorosa que pueda ser.
Al explicar la situación y detallar los hechos, ellos aprenden que tenemos fuerza emocional para examinar y enfrentarnos a las situaciones, facilitando que el niño viva su realidad (padres separados, mamás solteras, orfandad, etc.
Establecer límites y reglas claros, ateniéndose siempre a ellos, de manera de ser consecuentes.
Dar advertencias y señales al niño cuando comienza a comportarse mal, de tal forma de enseñarle autocontrol.
Reforzar las buenas conductas con elogios y afecto ignorando las conductas que sólo buscan llamar la atención.
Recuerde que toda conducta que se refuerza tiende a reproducirse y por el contrario si no provoca reacción alguna se extingue.
Cuando se transgrede un límite impuesto por ustedes, impongan de inmediato una consecuencia adecuada y proporcionada.
El desarrollo moral implica tener sentimientos y conductas de preocupación por los demás (compartir, ayudar, altruismo, tolerancia, respeto de las normas sociales) de tal forma que sean individuos aceptados e incluidos dentro de su círculo social.
Para que los niños se conviertan en personas morales deben adquirir capacidades emocionales y sociales, entre otras:
Comprender lo que diferencia una conducta buena de una mala y desarrollar hábitos de conducta correctos.
Si un hecho es reprendido una vez (subirse arriba de la mesa) y la próxima se deja pasar, el niño no internalizará si es correcto o no; lo mismo ocurre cuando ustedes ceden ante una pataleta, ya sea por que llegaron cansados del trabajo o por que no quieren discutir, el niño comprenderá que esa es la forma más rápida y cómoda se lograr lo que quiere.
Desarrollar interés, consideración y sentido de responsabilidad por el bienestar y los derechos de los demás, expresando este interés mediante actos de atención, amabilidad y caridad.
Es normal experimentar una reacción emocional negativa cuando transgreden normas establecidas, pero también es necesario ayudarles a comprender su error.
Si se envía al niño a su pieza hay que explicarle el por qué de esta medida, una vez que le hemos dado tiempo a calmarse es importante reflexionar con él sobre su actuar y lo doloroso que resulta para uno como padre actuar así, pero que es por su bien y las ventajas de comportarse correctamente. Así el niño comprenderá los sentimientos que los demás experimentan ante sus acciones.
Para desarrollar la empatía en nuestros hijos:
Si queremos que nuestros niños sean más atentos y responsables debemos establecer normas familiares claras y coherentes y no renunciar a ellas.
Requerirles para que sean responsables, según su madurez. Por ejemplo las tareas domésticas no deberían estar sujetas a recompensa, pues “ hay que ayudar en la casa porque la mamá necesita ayuda y está cansada de cocinar cosas ricas, lavar y planchar la ropa para que todos se vean lindos “.
Por regla general los padres tratan de proteger a los hijos de los problemas. Podemos ayudarlos aún más si decimos la verdad por muy dolorosa que pueda ser.
Al explicar la situación y detallar los hechos, ellos aprenden que tenemos fuerza emocional para examinar y enfrentarnos a las situaciones, facilitando que el niño viva su realidad (padres separados, mamás solteras, orfandad, etc.
Felicidades tía (y tías) por el blog, ya se encuentra en favoritos de mi navegador.
ResponderEliminarMuchos Saludos.
Sebastián Acerero